Escrito por Daniela Jaimes Rico (Youth RISE International Working Group Member).
Este artículo fue originalmente publicado en Talking Drugs en 25 de agosto de 2023.
La primera edición del Festival Futuro Coca tuvo lugar en Bogotá, Colombia, el 31 de julio. El evento reunió a varias personas de todo el mundo de la coca, con el objetivo de educar a la gente sobre la planta y sus usos, para influir en la disminución del estigma que hoy carga la planta y el país. El festival fue una invitación a reflexionar sobre la historia de prohibición que tanto daño ha hecho a las comunidades, y para pensar acerca de las posibles alternativas en el futuro de la coca, resaltando sus potencialidades en distintos campos, invitando a la conversación y aprendizaje sobre una planta con tanto que ofrecer, pero tan mal entendida durante décadas.
La estigmatización de la planta de coca comenzó antes de que se produjera cocaína, cuando las instituciones coloniales comenzaron a prohibirla para erradicar las creencias indígenas, para quien fue y sigue siendo, una planta de poder central en su cultura y cosmovisión. Sin embargo, fue con el fenómeno de la producción de cocaína y su tráfico transnacional que se dio inicio a la guerra contra las drogas, en donde la planta de coca empezó a ser equiparada a la cocaína, ambas categorizadas como drogas peligrosas.
Por lo tanto, las personas que históricamente la habían usado y sembrado fueron perseguidas por el Estado o instrumentalizadas por las economías ilegales; en su mayoría personas campesinas, afros e indígenas. Esta situación recrudeció la violencia, causando muertes, arrestos, discriminación y muchas otras consecuencias sociales derivadas de esta falsa equivalencia. La mata de coca paso de ser “la planta para pensar bonito” a ser nombrada “la mata que mata”.
El negocio de la cocaína resultó ser tan rentable que se empezó a usar como una forma de financiar la guerra en Colombia, generando violencia en el campo y en las ciudades, así como afectaciones medioambientales para su producción. Al mismo tiempo, se generaron acciones para buscar el exterminio de la planta, y de los pequeños cultivadores, como las fumigaciones con glifosato, la criminalización de su comercio, encarcelamiento e incluso la muerte de quienes lo utilizaban. Se creó así un imaginario sobre la coca y sobre Colombia que aún hoy está muy arraigado en el pensamiento colectivo, pasando a permear también las instituciones de gobierno, los medios de comunicación y los productos culturales, calando profundamente en nuestra identidad nacional.
Futuro Coca es una propuesta pedagógica para todas las edades que tiene como objetivo cambiar este estigma, revalorizar la planta y reencontrarnos con ella, recuperarla de las historias que nos ha creado la guerra contra las drogas, y ponerla al servicio de la humanidad. En palabras de Carmen Posada, una de las organizadoras del evento, “este es un espacio para darnos cuenta de que la hoja de coca puede ser una fuente de vida y no una fuente de muerte”.
El diverso potencial de la coca
A través de diferentes iniciativas de diversos actores de todos los sectores y disciplinas, como el textil, la cocina, la medicina, el arte y las visiones ancestrales, se crearon espacios de aprendizaje para compartir con la ciudadanía. Las personas pudieron degustar, interactuar y utilizar la coca en sus diferentes formas y preparaciones. Propuestas gastronómicas como quesos, refrescos, cervezas y helados nos permitieron reconocer las delicias de la gastronomía basada en la coca. A partir de conversaciones sobre su potencial como fertilizante natural o como agente teñido de telas, también hablamos sobre su regulación, ascendencia y la elaboración de nuevas narrativas.
Participamos en círculos de intercambio con cocaleros de la comunidad indígena Nasa, quienes nos hablaron sobre la importancia de la planta y sus experiencias de lucha. Compartieron su sentido de respeto por la coca y cómo se transforma en mambe: este es el producto de la mezcla de harina de coca y ceniza de yarumo o piedra caliza. Los hombres y mujeres Nasa señalaron que podemos recurrir al mambe cuando buscamos la palabra guía, claridad de pensamiento y mejorar el bienestar físico y mental. Entre música y arte, nos invitaron a preguntarnos por la relación entre coca, sociedad, regulación, ciencia y ascendencia.
Futuro Coca también pretende influir en la narrativa global en torno a Colombia. Existe una emocionante oportunidad para que nos convirtamos en pioneros de un nuevo escenario que se abre ante nosotros y de convertir a Colombia en una fuerza que pueda seguir entendiendo y desarrollando los beneficios de la planta. Como señaló Carmen: “la coca debe ser motivo de orgullo, debemos sentirnos orgullosos en el exterior de ser los mayores productores de coca del mundo, de poder exportar y mostrar sus beneficios, más allá de las cosas malas que se han pintado durante décadas. ”.
La energía femenina de la coca
La coca fue señalada durante toda la festividad como una planta asociada a lo femenino: según la tradición indígena de la comunidad Nasa, se hablaba de ella como “la planta de la palabra dulce”. Esto se reflejaba en su espíritu: ver a tantas mujeres protagonistas de estas propuestas, desde sus organizadoras, cocineras, comerciantes, artistas, indígenas cocaleras, entre otras, parecía una manifestación de su fuerza femenina.
Aprendí mucho y viví experiencias muy gratificantes gracias a este festival; me permitió conocer la planta y a todas las personas que creen y luchan cada día por un mundo diferente. Me quedan muchas reflexiones pero también muchas preguntas, lo que sólo enfatiza la necesidad de conversaciones más profundas y más profundas. Es necesario seguir desestigmatizando la planta y sus usos, llevar estos debates a los barrios, a las escuelas, a las universidades y, en general, a toda la vida. Como colombianos, esta es nuestra responsabilidad: la coca tiene un papel crucial en la construcción de la paz dentro de nuestro país y para lograr justicia para todas las comunidades afectadas por la prohibición y la guerra, aquí y en el extranjero.
No podemos negar que la cocaína también es parte de la historia de la coca y de Colombia. Y si bien la coca no es sólo cocaína, también se deriva de esta planta. Es esencial una conversación sobre una posible regulación, ya que su existencia, consumo y producción nunca desaparecerán. Debemos reconocer como sociedad que la culpa no es de las sustancias, sino del mal trato que se les ha dado durante años debido a la prohibición y sus fuerzas violentas, que ha entregado el control total de la imagen y el futuro de la planta a un pequeño grupo que ha destruido la cultura que la rodea y las creencias que la acompañan. Es hora de cambiar el discurso: construir colectivamente un nuevo futuro para la coca, con un enfoque en la restauración y la justicia social. Como nos han enseñado nuestros compañeros indígenas, la planta nos mostrará el camino del pensamiento alegre.
Este artículo fue originalmente publicado en Talking Drugs en 25 de agosto de 2023.